El municipio de Villarrobledo, ubicado en la provincia de Albacete, no sólo está considerado como uno de los mayores viñedos de España y del mundo, sino que además, cuenta con uno de los restaurantes que al menos una vez en la vida, hay que visitar.
Motivo de orgullo de villarrobledenses, albacetenses o manchegos en general, se trata de todo un referente en el panorama gastronómico nacional.
Lo cierto es que Teresa Gutiérrez, propietaria y jefa de cocina, dirige con rigor, pasión y mucha eficacia este insigne restaurante, donde la sorpresa se abre paso tras cada bocado, logrando dejar en el estómago y el paladar mucho más que un buen sabor de boca.
Los pequeños productores locales están muy presentes tanto en la carta como en los distintos menús que ofertan: quesos, carnes, hortalizas, vinos, frutos secos, especias.
¡Todo está rico!, todo apetece!
Un lomo de orza casero; la ensaladilla cremosa de marisco y Azafrán de la Mancha; la croqueta de queso al Romero y pistachos de Villarrobledo; el humus de pimientos caramelizados con tostaditas crujientes…
Carisma, talento y frescura, repuntan y rezuman en sintonía con el in crescendo agrado del comensal.
Los Montes de Galicia celebra este año 2022 su 25º Aniversario, motivo por el cual el restaurante cuenta con un menú especial basado en una amplia selección de platos de su actual carta, elaborada por el cocinero David Vara. Pero no solo son esos 25 años lo que tiene este restaurante que celebrar.
Ubicado en el madrileño barrio de Guindalera, próximo a la Plaza de Toros de las Ventas, está considerado el mejor restaurante de Madrid según la plataforma Trip Advisor. Teniendo en cuenta que en Madrid hay casi 10.500 establecimientos hosteleros, es un dato nada desdeñable y un motivo no poco importante para ir a visitar este encantador restaurante.
De hecho, son ya cinco los años que ostentan dicho título, con más de 10.000 comentarios, entre los que se destaca el maravilloso trato, la calidad y sencillez de su cocina, y el saber mantener los estandartes, mejorándolos incluso con el paso de los años. No en balde, este octubre de 2022 han revalidado el premio “Travellers’ Choice The Best of the Best”, que ya les fuera concedido los pasados 2018, 2019 y 2021, título mediante el que dicha plataforma reconoce al restaurante como el número uno en España según los usuarios.
José Espasandín, su propietario, nos comenta al respecto: «Tengo claro que no somos el mejor restaurante de Madrid. Conseguir ser el número uno no significa que seas el mejor, pero sí tenemos un protocolo para que cualquier queja que surja se solucione antes de que el cliente se vaya descontento«, explica. «No lo hago por TripAdvisor, lo hago por mí y lo llevo haciendo desde antes de que Internet estuviera en todas partes. Necesitamos que, si vienes aquí y un plato no te gusta, el camarero te dé argumentos y te ponga otro plato, y no cobrarlo, claro, porque no puedes hacer pagar a la gente por algo que no le ha gustado«, considera.
José Espasandín, coruñés de 61 años, aparcó la cocina de Los Montes de Galicia hace seis años para dedicarse de pleno a la gestión del restaurante; único propietario, ajeno a los focos, y que sigue día a día al pie del cañón, aunque delegó sus funciones a cargo de los fogones en David Vara, su actual jefe de cocina y mano derecha.
Se definen como un restaurante de corte gallego contemporáneo, especializado más en monte que en mar, con bastantes guiños de fusión, y ciertos toques de tinte actual. Buenos vinos, y un producto de calidad que se intenta mimar tanto o más que al comensal.
Profesionalidad, una extensa carta, difícil de encontrar hoy en día, repleta de interesantes y apetecibles propuestas como su Pluma ibérica, caviar de berenjena, queso de cabra y salsa teriyaki con sésamo rubio, la Sopa de marisco y pescado, buñuelos de bacalao crujientes con ali-oli de ajo asado, una extensa carta vitivinícola, y el acogedor local en el que se ubica, son algunas de las claves del éxito de agradable establecimiento que consigue llenar a diario.
Los hermanos Daniel y Guillermo Pozuelo regentan este negocio situado en el número 39 de la calle Cristóbal Bordiú. Ofrecen un menú degustación de altura de seis pases, con un precio insuperable en la escena gastro de Madrid de tan sólo 35 euros.
Daniel, que trabajó en las cocinas de Arzak, DStage, Alboroque o el Casino de Madrid, ofrece una experiencia genuina basada en la temporalidad y una propuesta gastronómica sorprendente en todos los sentidos.
Alta cocina a precio de mercado y para todos los bolsillos, “sin reglas, ni guión, ni clichés”, como señala el propio Daniel.
Este año además, ha obtenido el reconocimiento Bib Gourmand que otorga la Guía Michelín a aquellos espacios con precios ajustados a una calidad verdaderamente alta.
Madrid brilla en lo gastronómico, ¡estamos de enhorabuena!
Bacira (Madrid, C/ Del Castillo 16) es un sueño cumplido de Carlos Langreo, Vicente de la Red y Gabriel Zapata, tres chefs y socios especializados en diferentes cocinas: la tradicional mediterránea, la japonesa y la nikkei. Un #bibgourmand proclive a la fusión, que ofrece una inmejorable relación calidad-precio.
Ubicado en un acogedor y cosmopolita local en pleno corazón de Chamberí, ofrecen propuestas sólidas y eclécticas de gran nivel. Muy buen servicio de sala, correctos y elegantes los camareros, aciertan recomendando los vinos con los que armonizar los deliciosos platos. Amplísima, por cierto, la carta de vinos.
Extraordinaria la ensaladilla de ají amarillo, muy rico el tiradito de dorada con vieira. Sobresalientes los niguiri, y sorprendentes las albóndigas de rabo de toro. Un plato estelar, su Steak tartar, con yema de huevo campero, piparras, kimuchi y sriracha, de los mejores que hasta la fecha hemos podido probar. Y agradable crème brûlée de vainilla, mango, uvas, helado de coco y yuzu para coronar la experiencia.
Un must de la capital al que hay que ir con asiduidad ya que, aunque hay platos fijos que siempre están por su gran demanda y popularidad, cambian estacionalmente la carta, algo que se agradece enormemente, más cuando la cocina es de tanta calidad.
Bacira (Madrid, C/ Del Castillo 16) es un sueño cumplido de Carlos Langreo, Vicente de la Red y Gabriel Zapata, tres chefs y socios especializados en diferentes cocinas: la tradicional mediterránea, la japonesa y la nikkei. Un #bibgourmand proclive a la fusión, que ofrece una inmejorable relación calidad-precio.
Ubicado en un acogedor y cosmopolita local en pleno corazón de Chamberí, ofrecen propuestas sólidas y eclécticas de gran nivel. Muy buen servicio de sala, correctos y elegantes los camareros, aciertan recomendando los vinos con los que armonizar los deliciosos platos. Amplísima, por cierto, la carta de vinos.
Extraordinaria la ensaladilla de ají amarillo, muy rico el tiradito de dorada con vieira. Sobresalientes los niguiri, y sorprendentes las albóndigas de rabo de toro. Un plato estelar, su Steak tartar, con yema de huevo campero, piparras, kimuchi y sriracha, de los mejores que hasta la fecha hemos podido probar. Y agradable crème brûlée de vainilla, mango, uvas, helado de coco y yuzu para coronar la experiencia.
Un must de la capital al que hay que ir con asiduidad ya que, aunque hay platos fijos que siempre están por su gran demanda y popularidad, cambian estacionalmente la carta, algo que se agradece enormemente, más cuando la cocina es de tanta calidad.
Una cocina sólida y elegante, basada en la tradición, maravillosamente bien interpretada y ejecutada. Una carta repleta de clásicos de la gastronomía española cocinados bajo la influencia de la inimitable personalidad del gran Javi Estévez (1 estrella Michelin en La Tasquería).
Nobleza, versatilidad, carácter, como dijo Thomas Moore: “Humildad, esa raíz dulce y baja de la que brotan todas las virtudes celestiales”. Una magnífica relación calidad-precio. Una rica carta de vinos y apetitosos postres. En definitiva, lo tiene todo para convertirse en un imprescindible este otoño.
Una agradable sorpresa el restaurante Mano de Santa. Ubicado en General Díaz Porlier 95 (Madrid, Barrio de Salamanca) con apenas un año de vida ofrece una acertada experiencia gastronómica en la que la mezcla de ingredientes resulta apacible e idónea.
Aperitivo de crema de zanahoria con sésamo negro tostado y yogur, deliciosa Ensaladilla rusa con gambas y tortilla de camarones.
Contundente Burrata de búfala con avellanas, ñora y pesto de cilantro. Tartar de atún rojo “Balfego” con hinojo y ají amarillo y Rape al wok, almejas y salsa de chiles .
Espectacular producto. Pan sin gluten y vinazos muy bien elegidos por el joven sumiller Alejandro Fernández. Un Fritz Haag Spatlese 2018 (VDP Mosel) y un Mencía 2021 de Adegas Guímaro para acompañar la comida.
Felicitaciones por el proyecto a Nacho Guimarro, Dani Garrido Fernández (chefs), Álvaro Canellas (Bartender) y José Tomás por haber logrado trasladarnos hoy a otro lugar a través de cada plato y trago. Frescura, compromiso y calidad, un garante en estos tiempos en los que las burbujas abundan y no precisamente las del champagne, que por cierto, sí destacan en la carta de este nuevo local.
A menudo la fórmula de la sencillez funciona; y es así, sin ninguna duda, en Charrúa. Nombre que hace honor a los feroces cazadores que habitaban en el siglo XVII en lo que es hoy el sur de Uruguay; una tribu indígena para quienes el fuego era fundamental.
Así, en la carta de este cálido local ubicado en el madrileño Barrio de Justicia, se puede disfrutar de una amplia variedad de carne de vacuno traída de distintos lugares de procedencia como: Uruguay, E.E.U.U., Finlandia, Alemania/Holanda y por supuesto, España.
Cocinadas a la vista del comensal a la parrilla con su leña de encina, diferentes variedades y selectos cortes, desfilan de mesa en mesa cumpliendo con aquella otra regla de oro que reza que menos es más.
Así, una rica carne, como el 1/2 kilo de Lomo Alto “Prime” Black Angus de Nebraska o las Mollejas de ternera, más alguna verdurita fresca a la parrilla (alcachofas, berenjenas japonesas y puerros fue nuestra elección.), satisfacen con creces las expectativas.
Quien lo desee, y si aún tuviera hueco, puede rematar su experiencia con cualquiera de sus agradables postres caseros, entre los que se encuentran un cremoso Flan de Mascarpone con dulce de leche o sus tradicionales Panqueques, reservados éstos eso sí, para los más golosos.
En ocasiones poco puede uno decir de sitios tan emblemáticos como es el Restaurante El Bohío (en Illescas). Y más hoy en día que todo el mundo opina o cuenta su experiencia aquí o allí, entienda o no entienda, se dedique o no a la gastronomía.
Más aún cuando parece que todo ya está escrito, ocurre que tras visitar este mítico de la gastronomía española, y aún habiendo incluso pasado un tiempo tras la visita, advienen a la memoria gustosos recuerdos relacionados con la expectante experiencia que supone sentarse en alguna de sus mesas.
Memoria e identidad, dos notas plausibles y palpables en cada exquisito y logrado bocado. Culto a la tierra donde se arraigan las raíces de la cocina que iniciaron los padres de Pepe y Diego, varios lustros ha. Igual que entonces, en su cocina siguen gestándose un sin fin de memorables platos donde el cariño y la calidad se entrecruzan de forma casi atemporal, acompasada y sinérgica.
Al Bohío hay que ir sí o sí aunque sólo sea para respirar la historia viva de una familia que llegó a conseguir casi desde “la nada” la segunda estrella Michelin de Castilla- La Mancha. Y hay que ir, porque aún conmueven, sorprenden y emocionan.
Caminando por la Ciudad Condal, nos aventuramos a paladear algo para picar. En busca de la mítica coctelería “Strawinsky”, dimos con Story Restobar. Un acogedor local situado cerca de la Catedral de Barcelona, en el Barri del Born, decorado con estanterías repletas de libros, y comida (como ellos mismos llaman) “Arte-Sana”. Optamos por unos corazones de alcachofa con salsa criolla, muy ricos; un tataki de atún, y un confit de pato “Picasso”. Tres sabrosos platos, equilibrados en la mezcla de sus ingredientes y muy bien cocinados. Cuentan con opciones vegetarianas, veganas y sin gluten. Buena música (incluso nos comentaron que las noches de los jueves dan mini conciertos de Jazz en vivo y en directo) y relación calidad/precio inmejorable. Sencillo, discreto y coqueto. Y buen ambiente, que es importante.